" EXISTE UNA FORMA DIFERENTE DE ALIMENTARNOS, UNA QUE PASA POR ENCIMA DE LAS TENDENCIAS ACTUALES Y ABOGA POR UN SISTEMA DE PRODUCCIÓN COHERENTE Y RESPETUOSO. "
N o es descabellado pensar que la respuesta a la necesidad de sostenibilidad en la industria alimentaria no está en los barrios de moda de las grandes capitales globales, sino en el ámbito rural. De ahí provienen las materias primas con las que elaboramos nuestros platos y es ahí también donde nació en 2003 Mare Nostrum, la quesería familiar sevillana que más de 10 años después daría vida a Casa Orzáez. Este proyecto, surgido en Castilblanco de los Arroyos, en el corazón de la Sierra Norte hispalense, habla de valores, de honestidad y de ganas de hacer bien las cosas tanto para los productores como para los consumidores.
“Abrimos Casa Orzáez en 2016 con la ilusión de crear un espacio donde poner en valor nuestra filosofía de alimentación y dar a conocer los lácteos de cabra de raza florida sevillana que elaboramos en Mare Nostrum, la quesería que nuestra madre, María, abrió hace dos décadas”, nos cuenta Claudia, fundadora de la empresa junto a sus hermanos Pablo y Eugenia. “Vivíamos en Barcelona, por lo que la idea de volver a nuestra ciudad natal y crear algo propio con nuestra madre nos conmovía; era algo que había estado rondando por nuestras cabezas bastante tiempo”, añade.
Claudia define Casa Orzáez como un punto de encuentro entre alimentos vivos, ciudadanos conscientes y productores honestos. El proyecto, que comenzó su andadura en el centro de Sevilla como una tienda de quesos vivos, vinos naturales, pan de masa madre y fruta y verdura local, poco a poco fue creciendo con nuevas líneas de producción propia, así como a través del servicio en mesa y una web muy cuidada.
En la actualidad, la tienda-cafetería dispone de su propio taller de conservas y fermentados de temporada —la especialidad de Pablo—, así como con una línea de repostería saludable y sabrosa a cargo de Eugenia. “Siempre hemos buscado que la gente vuelva a los fogones en casa, que al final es la mejor manera de saber qué comes”, declara Claudia. “Por eso pasamos de ser un simple escaparate de nuestros lácteos a transmitir cómo entendemos la alimentación viva y los beneficios que ella nos trae día tras día: vendemos muchos productos diferentes y explicamos a nuestra clientela cómo prepararlos en casa para aprovecharlos al máximo.”
En palabras de la emprendedora sevillana, la filosofía de Casa Orzáez va un paso más allá de lo ecológico y rehúye de los certificados de pago que a menudo fomentan el greenwashing para ocuparse de cuidar el saber hacer de los artesanos, la calidad de los ingredientes y todo lo que tiene un impacto en la biodiversidad y la sociedad. “Colgamos en la puerta una copia de nuestro manifiesto particular y nos dimos cuenta de que muchas personas se paraban a leerlo y entraban para saber más", dice Claudia, para después continuar: “Casi sin darnos cuenta, habíamos creado una comunidad. Eso nos dio muchas fuerzas para seguir adelante a pesar de las dificultades.”
Y es que poner en marcha un proyecto como este no es sencillo. “Al margen de los retos que supone emprender, tuvimos que esforzarnos en explicar a la gente dónde estaba el valor de nuestra propuesta. Además, mantener la coherencia en todas nuestras acciones nos supuso algunos quebraderos de cabeza a la hora de planificar nuestra comunicación y estudiar otras inversiones necesarias para hacer crecer el proyecto”, reconoce Claudia.
La familia ha sabido tomar las decisiones correctas, y este año ha sido particularmente bueno para la familia Orzáez: “Acabamos de abrir un nuevo espacio donde hemos aunado tienda, cocina y obrador", proclama Claudia sin ocultar su alegría. “Está ubicado en la calle Betis, una vía emblemática de Sevilla que se encuentra invadida por restaurantes turísticos sin identidad. Lo que nosotros buscamos es seguir orientados al público local y atraer a esos turistas que buscan experiencias alternativas.”
Los planes de Casa Orzáez no terminan ahí. Como nos dice la joven emprendedora, “a largo plazo, soñamos con el campo, con tener nuestros propios animales y así cerrar el círculo. Nos emociona la idea de organizar eventos, comidas, talleres y lo que se nos ocurra en la Sierra Norte. ¡Hay mucha ilusión por todo lo que viene!”
Texto: José María Sainz-Maza Del Olmo
Fotografías: Diego Gallego
" EXISTE UNA FORMA DIFERENTE DE ALIMENTARNOS, UNA QUE PASA POR ENCIMA DE LAS TENDENCIAS ACTUALES Y ABOGA POR UN SISTEMA DE PRODUCCIÓN COHERENTE Y RESPETUOSO. "
N o es descabellado pensar que la respuesta a la necesidad de sostenibilidad en la industria alimentaria no está en los barrios de moda de las grandes capitales globales, sino en el ámbito rural. De ahí provienen las materias primas con las que elaboramos nuestros platos y es ahí también donde nació en 2003 Mare Nostrum, la quesería familiar sevillana que más de 10 años después daría vida a Casa Orzáez. Este proyecto, surgido en Castilblanco de los Arroyos, en el corazón de la Sierra Norte hispalense, habla de valores, de honestidad y de ganas de hacer bien las cosas tanto para los productores como para los consumidores.
“Abrimos Casa Orzáez en 2016 con la ilusión de crear un espacio donde poner en valor nuestra filosofía de alimentación y dar a conocer los lácteos de cabra de raza florida sevillana que elaboramos en Mare Nostrum, la quesería que nuestra madre, María, abrió hace dos décadas”, nos cuenta Claudia, fundadora de la empresa junto a sus hermanos Pablo y Eugenia. “Vivíamos en Barcelona, por lo que la idea de volver a nuestra ciudad natal y crear algo propio con nuestra madre nos conmovía; era algo que había estado rondando por nuestras cabezas bastante tiempo”, añade.
Claudia define Casa Orzáez como un punto de encuentro entre alimentos vivos, ciudadanos conscientes y productores honestos. El proyecto, que comenzó su andadura en el centro de Sevilla como una tienda de quesos vivos, vinos naturales, pan de masa madre y fruta y verdura local, poco a poco fue creciendo con nuevas líneas de producción propia, así como a través del servicio en mesa y una web muy cuidada.
En la actualidad, la tienda-cafetería dispone de su propio taller de conservas y fermentados de temporada —la especialidad de Pablo—, así como con una línea de repostería saludable y sabrosa a cargo de Eugenia. “Siempre hemos buscado que la gente vuelva a los fogones en casa, que al final es la mejor manera de saber qué comes”, declara Claudia. “Por eso pasamos de ser un simple escaparate de nuestros lácteos a transmitir cómo entendemos la alimentación viva y los beneficios que ella nos trae día tras día: vendemos muchos productos diferentes y explicamos a nuestra clientela cómo prepararlos en casa para aprovecharlos al máximo.”
En palabras de la emprendedora sevillana, la filosofía de Casa Orzáez va un paso más allá de lo ecológico y rehúye de los certificados de pago que a menudo fomentan el greenwashing para ocuparse de cuidar el saber hacer de los artesanos, la calidad de los ingredientes y todo lo que tiene un impacto en la biodiversidad y la sociedad. “Colgamos en la puerta una copia de nuestro manifiesto particular y nos dimos cuenta de que muchas personas se paraban a leerlo y entraban para saber más", dice Claudia, para después continuar: “Casi sin darnos cuenta, habíamos creado una comunidad. Eso nos dio muchas fuerzas para seguir adelante a pesar de las dificultades.”
Y es que poner en marcha un proyecto como este no es sencillo. “Al margen de los retos que supone emprender, tuvimos que esforzarnos en explicar a la gente dónde estaba el valor de nuestra propuesta. Además, mantener la coherencia en todas nuestras acciones nos supuso algunos quebraderos de cabeza a la hora de planificar nuestra comunicación y estudiar otras inversiones necesarias para hacer crecer el proyecto”, reconoce Claudia.
La familia ha sabido tomar las decisiones correctas, y este año ha sido particularmente bueno para la familia Orzáez: “Acabamos de abrir un nuevo espacio donde hemos aunado tienda, cocina y obrador", proclama Claudia sin ocultar su alegría. “Está ubicado en la calle Betis, una vía emblemática de Sevilla que se encuentra invadida por restaurantes turísticos sin identidad. Lo que nosotros buscamos es seguir orientados al público local y atraer a esos turistas que buscan experiencias alternativas.”
Los planes de Casa Orzáez no terminan ahí. Como nos dice la joven emprendedora, “a largo plazo, soñamos con el campo, con tener nuestros propios animales y así cerrar el círculo. Nos emociona la idea de organizar eventos, comidas, talleres y lo que se nos ocurra en la Sierra Norte. ¡Hay mucha ilusión por todo lo que viene!”
Texto: José María Sainz-Maza Del Olmo
Fotografías: Diego Gallego