"ESE LUGAR EN EL QUE RECUPERAMOS NUESTRA IDENTIDAD Y QUE NOS DICE QUE LO MEJOR DE LA VIDA CONSISTE EN DISFRUTAR DE LOS PEQUEÑOS PLACERES. SI LA COMIDA ES LA PARTE CENTRAL DEL PSIQUE, CASA BALDOMERO ES UNA DEGUSTACIÓN DE NOSTALGIA."
E n ocasiones los sueños se cumplen y podemos descubrir, alejada del ruido, una encantadora casa de campo en el centro de Barcelona. Como todas las grandes ideas del último siglo, Casa Baldomero vino al mundo en un antiguo garaje. En una calle pequeña y repleta de naranjos nació la inspiración que daría pie a la invención de este oasis de tranquilidad al que se viaja bocado a bocado al sabor de lo auténtico gracias a productos de alta calidad aderezados con mucho mimo.
No sabemos si en la gestación de este proyecto las flores de azahar que acompañaban el perfume del aire o la cálida luz que inundaba Passatge de Mercader fueron partícipes, lo que está claro es que Antonella Tignanelli fue una pieza clave. La artista gastronómica, cuya pasión arrancó de las enseñanzas que le transmitió su abuela, colaboró activamente en la dirección creativa añadiendo un universo de goce, satisfacción y tradiciones. El nombre a este nuevo hogar le vino por herencia, lo recibió del señor al que había pertenecido el local: Baldomero, que sumado al ambiente acogedor y la esencia del campo dio paso a Casa Baldomero.
Tras los fogones de esta casa de campo, el mismo equipo de Margarita de Calella, donde crearon una selección de platos extraordinarios y poco comunes para un pueblo de playa, o Age of Aquarius, restaurante en el que se enfocaron en desarrollar un menú plant-based y una variedad gastronómica cargada de nuevos sabores. En Casa Baldomero las vanguardias culinarias se dejan de lado para resucitar los orígenes y llevar a la mesa comida confortable. Aquí el protagonista, en mayúsculas, es el producto. Las florituras de las gelificaciones y las deconstrucciones quedan eliminadas rescatando lo tradicional, lo que permanece en nuestra memoria gustativa. Platos sencillos, cocinados a fuego lento con ingredientes reparadores que nos trasladan en cada cucharada al hogar y a tiempos pretéritos: cuando la comida sentaba bien.
Para abrir boca nada como un delicioso arroz salvaje con cebolla crujiente y una vinagreta cítrica, seguido de uno de los clásicos favoritos de Baldomero, cordero cocinado a baja temperatura, y la guinda para el postre, pastel de bizcocho con almíbar de pera. Sabores reconocibles, que nos transmiten sosiego, y resucitan la memoria sensorial de una época y un entorno. Elaboraciones que, de manera nostálgica, guardamos con cariño, anhelo y emoción, que reivindican una y otra vez el placer del buen plato y la ración generosa. Guisos recuperados y servidos con orgullo.
En esta búsqueda de la felicidad Casa Baldomero dispone de dos locales con una evocadora estética para que nos sintamos como en casa. Por un lado, tenemos el restaurante de Passatge Mercader con sus cálidas paredes rosas que abre de 09:00 a 17:00 horas. Y por otro, encontramos el espacio que, relleno de libros y enormes ventanales, comparte con La Central en la Terrassa del Carrer Mallorca, con horario de 10:00 a 21:00 horas. En ambos disfrutaremos de comfort food, un menú diario de lunes a viernes y la posibilidad de montar nuestro plato: fórmula de tres recetas Baldomero elegidas al gusto que dependerá de la estacionalidad y del día. Quiche casera de calabaza, cuscús rojo con tomate y cebolla o la ensalada de kale con aguacate, manzanas y nueces. También puede ser un desayuno ideal compuesto por unas tostadas de fuet o queso manchego acompañadas por una porción de sus tartas caseras de pistacho, chocolate con fresas o tarta tatín.
Baldomero es sin duda una escapada rural en plena ciudad. Un lugar con esencia de campo. Una estética que invita a apagar las prisas y recuperar el sentido. Ambiente agradable, iluminación envolvente y materiales nobles, pero sobre todo ganas de quedarnos durante horas. El tacto de las mesas de madera, la sinfonía de colores de su cerámica y, cómo no, el aroma de la comida recién hecha. Baldomero, es ese hogar familiar en el que reunirse con seres queridos. Ese lugar en el que recuperamos nuestra identidad y que nos dice que lo mejor de la vida consiste en disfrutar de los pequeños placeres. Si la comida es la parte central de la psique, Casa Baldomero es una degustación de nostalgia. Un recordatorio de que nuestro destino no es otro que nuestro origen. Comida reconfortante al calor de lo que más nos gusta. Compartir el tiempo en torno a una taza de café y una tarta casera. Respirar un poco de campo en el corazón de Barcelona.
Texto: Clara Colorado
Fotografías: Setteetredieci / Gema González / Lucila Godoy / Montse Capdevila
"ESE LUGAR EN EL QUE RECUPERAMOS NUESTRA IDENTIDAD Y QUE NOS DICE QUE LO MEJOR DE LA VIDA CONSISTE EN DISFRUTAR DE LOS PEQUEÑOS PLACERES. SI LA COMIDA ES LA PARTE CENTRAL DEL PSIQUE, CASA BALDOMERO ES UNA DEGUSTACIÓN DE NOSTALGIA."
E n ocasiones los sueños se cumplen y podemos descubrir, alejada del ruido, una encantadora casa de campo en el centro de Barcelona. Como todas las grandes ideas del último siglo, Casa Baldomero vino al mundo en un antiguo garaje. En una calle pequeña y repleta de naranjos nació la inspiración que daría pie a la invención de este oasis de tranquilidad al que se viaja bocado a bocado al sabor de lo auténtico gracias a productos de alta calidad aderezados con mucho mimo.
No sabemos si en la gestación de este proyecto las flores de azahar que acompañaban el perfume del aire o la cálida luz que inundaba Passatge de Mercader fueron partícipes, lo que está claro es que Antonella Tignanelli fue una pieza clave. La artista gastronómica, cuya pasión arrancó de las enseñanzas que le transmitió su abuela, colaboró activamente en la dirección creativa añadiendo un universo de goce, satisfacción y tradiciones. El nombre a este nuevo hogar le vino por herencia, lo recibió del señor al que había pertenecido el local: Baldomero, que sumado al ambiente acogedor y la esencia del campo dio paso a Casa Baldomero.
Tras los fogones de esta casa de campo, el mismo equipo de Margarita de Calella, donde crearon una selección de platos extraordinarios y poco comunes para un pueblo de playa, o Age of Aquarius, restaurante en el que se enfocaron en desarrollar un menú plant-based y una variedad gastronómica cargada de nuevos sabores. En Casa Baldomero las vanguardias culinarias se dejan de lado para resucitar los orígenes y llevar a la mesa comida confortable. Aquí el protagonista, en mayúsculas, es el producto. Las florituras de las gelificaciones y las deconstrucciones quedan eliminadas rescatando lo tradicional, lo que permanece en nuestra memoria gustativa. Platos sencillos, cocinados a fuego lento con ingredientes reparadores que nos trasladan en cada cucharada al hogar y a tiempos pretéritos: cuando la comida sentaba bien.
Para abrir boca nada como un delicioso arroz salvaje con cebolla crujiente y una vinagreta cítrica, seguido de uno de los clásicos favoritos de Baldomero, cordero cocinado a baja temperatura, y la guinda para el postre, pastel de bizcocho con almíbar de pera. Sabores reconocibles, que nos transmiten sosiego, y resucitan la memoria sensorial de una época y un entorno. Elaboraciones que, de manera nostálgica, guardamos con cariño, anhelo y emoción, que reivindican una y otra vez el placer del buen plato y la ración generosa. Guisos recuperados y servidos con orgullo.
En esta búsqueda de la felicidad Casa Baldomero dispone de dos locales con una evocadora estética para que nos sintamos como en casa. Por un lado, tenemos el restaurante de Passatge Mercader con sus cálidas paredes rosas que abre de 09:00 a 17:00 horas. Y por otro, encontramos el espacio que, relleno de libros y enormes ventanales, comparte con La Central en la Terrassa del Carrer Mallorca, con horario de 10:00 a 21:00 horas. En ambos disfrutaremos de comfort food, un menú diario de lunes a viernes y la posibilidad de montar nuestro plato: fórmula de tres recetas Baldomero elegidas al gusto que dependerá de la estacionalidad y del día. Quiche casera de calabaza, cuscús rojo con tomate y cebolla o la ensalada de kale con aguacate, manzanas y nueces. También puede ser un desayuno ideal compuesto por unas tostadas de fuet o queso manchego acompañadas por una porción de sus tartas caseras de pistacho, chocolate con fresas o tarta tatín.
Baldomero es sin duda una escapada rural en plena ciudad. Un lugar con esencia de campo. Una estética que invita a apagar las prisas y recuperar el sentido. Ambiente agradable, iluminación envolvente y materiales nobles, pero sobre todo ganas de quedarnos durante horas. El tacto de las mesas de madera, la sinfonía de colores de su cerámica y, cómo no, el aroma de la comida recién hecha. Baldomero, es ese hogar familiar en el que reunirse con seres queridos. Ese lugar en el que recuperamos nuestra identidad y que nos dice que lo mejor de la vida consiste en disfrutar de los pequeños placeres. Si la comida es la parte central de la psique, Casa Baldomero es una degustación de nostalgia. Un recordatorio de que nuestro destino no es otro que nuestro origen. Comida reconfortante al calor de lo que más nos gusta. Compartir el tiempo en torno a una taza de café y una tarta casera. Respirar un poco de campo en el corazón de Barcelona.
Texto: Clara Colorado
Fotografías: Setteetredieci / Gema González / Lucila Godoy / Montse Capdevila