"CON MUCHO MIEDO, PERO CON DECISIÓN, FIRMÉ LOS PAPELES Y COMENCÉ A CONSTRUIR LO QUE LLEVABA SOÑANDO DESDE QUE TENGO CONCIENCIA: PODER VIVIR DEL ARTE."
T rabajar con las manos, crear arte empleando materiales naturales y dejando de lado la vorágine tecnológica que parece absorberlo todo hoy en día, es un sueño para muchas personas e incluso una realidad para las más afortunadas o las más valientes. Katrin fue sin duda alguna valiente cuando abrió su estudio de cerámica en el corazón de Valencia. Buscando la esencia de una vida más sencilla, lo llamó konlakalma, y hoy nos ha abierto sus puertas para contarnos cómo puso en marcha su proyecto y cómo le van las cosas.
“Siempre me ha gustado el mundo del arte”, dice Katrin con una sonrisa de oreja a oreja mientras nos ofrece café en un acogedor rincón de su espacio creativo. “De hecho, antes de dedicarme a la cerámica, era tatuadora; escoger uno de los dos caminos para poder entregarme a él en cuerpo y alma no fue tarea fácil”, nos confiesa entre risas. “Encontré la cerámica por casualidad, intentando huir de la tecnología. Quería centrarme en la más profunda artesanía, en las cosas que se siguen haciendo como se han hecho siempre. Cuando conocí el material, quedé enamorada de él. Es maravilloso poder materializar tus ideas con tus propias manos; la cerámica ofrece muchas posibilidades para ello.”
La idea de konlakalma surgió a finales de 2021, en aquel momento a modo de sueño o remota opción laboral futura. Katrin había completado sus estudios en la Escuela de Arte y Superior de Cerámica de Manises y, tras trabajar un año en un taller de cerámica de la zona, decidió que la única forma de hacer su sueño realidad era dando los pasos necesarios por sí misma. Poco a poco, fue dedicando algunos ratos a buscar espacios comerciales que encajaran con la idea que tenía en mente. “Tras meses de búsqueda, encontré el espacio ideal”, declara la artista. “Lo bueno de este sitio es que se encuentra en el centro de Valencia, pero al mismo tiempo en un barrio tranquilo: La Petxina. En cuanto entré en el espacio, me sentí como en casa, me sentí en paz, y eso me hizo entender que era ahí donde tenía que dar vida a mi proyecto. Con mucho miedo, pero con decisión, firmé los papeles y comencé a construir lo que llevo soñando desde que tengo conciencia: poder vivir del arte.”
En palabras de Katrin, konlakalma aporta un enfoque diferente a lo conocido tradicionalmente en el mundo de la cerámica; se trata de cerámica contemporánea perfectamente adaptada a las nuevas formas de vivir y a los gustos del siglo XXI. “Este es un lugar verdaderamente especial, el santuario en el que puedo crear mis piezas y estar relajada, así como compartir mis conocimientos y experiencias con todo aquel que lo desee”, explica Katrin. “Lo que ofrezco, además de mis piezas de cerámica, es un lugar donde desconectar del estrés diario y aprender a hacer las cosas con más calma y tranquilidad.”
Cuando puso en marcha su espacio creativo, Katrin tenía la idea de impartir un mayor número de cursos y ocuparse de un mayor volumen de encargos, pero las cosas han ido evolucionando de forma diferente y el tiempo la ha llevado a trabajar a una escala menor de la prevista inicialmente. “Me he dado cuenta de que no me interesa hacer todo lo que quería en un principio, ya que no me dejaría suficiente tiempo para crear”, declara.
En cualquier caso, el futuro de konlakalma se prevé lleno de estimulantes cambios: “Ahora busco desarrollar mi propia línea de diseño, una que refleje bien mi estilo, y enfocar el proyecto hacia la venta de producto artesano a una escala algo mayor, colaborando para ello con estudios valencianos de diseño de interiores y arquitectura. Por otro lado, continuaré dando clases de cerámica, ya que es algo que disfruto mucho”, dice Katrin antes de que nos despidamos.
Fotografías: Irene Villarroya
"CON MUCHO MIEDO, PERO CON DECISIÓN, FIRMÉ LOS PAPELES Y COMENCÉ A CONSTRUIR LO QUE LLEVABA SOÑANDO DESDE QUE TENGO CONCIENCIA: PODER VIVIR DEL ARTE."
T rabajar con las manos, crear arte empleando materiales naturales y dejando de lado la vorágine tecnológica que parece absorberlo todo hoy en día, es un sueño para muchas personas e incluso una realidad para las más afortunadas o las más valientes. Katrin fue sin duda alguna valiente cuando abrió su estudio de cerámica en el corazón de Valencia. Buscando la esencia de una vida más sencilla, lo llamó konlakalma, y hoy nos ha abierto sus puertas para contarnos cómo puso en marcha su proyecto y cómo le van las cosas.
“Siempre me ha gustado el mundo del arte”, dice Katrin con una sonrisa de oreja a oreja mientras nos ofrece café en un acogedor rincón de su espacio creativo. “De hecho, antes de dedicarme a la cerámica, era tatuadora; escoger uno de los dos caminos para poder entregarme a él en cuerpo y alma no fue tarea fácil”, nos confiesa entre risas. “Encontré la cerámica por casualidad, intentando huir de la tecnología. Quería centrarme en la más profunda artesanía, en las cosas que se siguen haciendo como se han hecho siempre. Cuando conocí el material, quedé enamorada de él. Es maravilloso poder materializar tus ideas con tus propias manos; la cerámica ofrece muchas posibilidades para ello.”
La idea de konlakalma surgió a finales de 2021, en aquel momento a modo de sueño o remota opción laboral futura. Katrin había completado sus estudios en la Escuela de Arte y Superior de Cerámica de Manises y, tras trabajar un año en un taller de cerámica de la zona, decidió que la única forma de hacer su sueño realidad era dando los pasos necesarios por sí misma. Poco a poco, fue dedicando algunos ratos a buscar espacios comerciales que encajaran con la idea que tenía en mente. “Tras meses de búsqueda, encontré el espacio ideal”, declara la artista. “Lo bueno de este sitio es que se encuentra en el centro de Valencia, pero al mismo tiempo en un barrio tranquilo: La Petxina. En cuanto entré en el espacio, me sentí como en casa, me sentí en paz, y eso me hizo entender que era ahí donde tenía que dar vida a mi proyecto. Con mucho miedo, pero con decisión, firmé los papeles y comencé a construir lo que llevo soñando desde que tengo conciencia: poder vivir del arte.”
En palabras de Katrin, konlakalma aporta un enfoque diferente a lo conocido tradicionalmente en el mundo de la cerámica; se trata de cerámica contemporánea perfectamente adaptada a las nuevas formas de vivir y a los gustos del siglo XXI. “Este es un lugar verdaderamente especial, el santuario en el que puedo crear mis piezas y estar relajada, así como compartir mis conocimientos y experiencias con todo aquel que lo desee”, explica Katrin. “Lo que ofrezco, además de mis piezas de cerámica, es un lugar donde desconectar del estrés diario y aprender a hacer las cosas con más calma y tranquilidad.”
Cuando puso en marcha su espacio creativo, Katrin tenía la idea de impartir un mayor número de cursos y ocuparse de un mayor volumen de encargos, pero las cosas han ido evolucionando de forma diferente y el tiempo la ha llevado a trabajar a una escala menor de la prevista inicialmente. “Me he dado cuenta de que no me interesa hacer todo lo que quería en un principio, ya que no me dejaría suficiente tiempo para crear”, declara.
En cualquier caso, el futuro de konlakalma se prevé lleno de estimulantes cambios: “Ahora busco desarrollar mi propia línea de diseño, una que refleje bien mi estilo, y enfocar el proyecto hacia la venta de producto artesano a una escala algo mayor, colaborando para ello con estudios valencianos de diseño de interiores y arquitectura. Por otro lado, continuaré dando clases de cerámica, ya que es algo que disfruto mucho”, dice Katrin antes de que nos despidamos.
Fotografías: Irene Villarroya