"PARA MI ES IMPORTANTE CREAR UN PRODUCTO QUE CUENTE QUIEN SOY Y DE DONDE VENGO. CONTAR ALGO QUE TE TRASLADE A OTRA ÉPOCA. MI TRABAJO JUNTO A MI TALLER TIENEN ESA ESENCIA QUE TRANSMITEN LA HISTORIA Y LA MEMORIA DE MIS RAICES."
M antener la esencia de tus orígenes en los detalles más cotidianos. Tener presente esos recuerdos que nos trasladan a la infancia. El olor a café molido, el tacto de un tejido o incluso el sonido de una de esas herramientas que te acompañó durante tanto tiempo mientras jugabas en el patio de casa de tus abuelos. No hay nada más bonito que llevar a cabo un trabajo que mantenga vivos todos esos recuerdos y ese sentimiento de tradición familiar que perdure a lo largo de los años.
Así es como Javier Sánchez Medina, nacido en Badajoz y afincado desde hace diez años en Madrid decidió crear su pequeño taller en el barrio de Malasaña. Con la intención de crear un producto que contara quien era y de donde venía, Javier comenzó a elaborar artesanalmente y de forma totalmente autodidacta objetos que pudieran embellecer diferentes espacios en el mundo de la decoración, la moda o el diseño artístico.
La elección de materiales y fibras naturales es una de los pilares en los que se basa el trabajo de Javier. Bambú, Pleita y mimbres son algunos de los más utilizados transmitiendo una calidez y personalidad única. Un trabajo artesanal que le lleva a elaborar principalmente dos tipos de productos: Por un lado, Javier crea diariamente sus llamados “Trofeos ecológicos”, representando la cabeza de un toro con materiales totalmente naturales. Claramente, un guiño a la posibilidad de poder disfrutar de la belleza de este tipo de decoración sin necesidad de hacer daño a ningún animal. Todo ello, respetando y recuperando técnicas artesanas prácticamente perdidas y olvidadas en el tiempo. Un trabajo que a Javier le hace sentir que vuelve al pasado. Unos recuerdos que le trasladan a su infancia.
“Siempre he estado rodeado del trabajo artesano. Recuerdo a mi abuelo en el patio de su casa sin dedicarse a ello. El verle trabajar con Enea tejiendo las bases de las sillas y trenzando las cortinas de pleita para mantener fresca la casa. Crecí jugando a su alrededor por lo que, de alguna manera en mi subconsciente, la artesanía siempre ha estado ahí”.
Unas raíces que homenajea en su día a día dentro del taller. Su espacio vital, un lugar donde encontrarse a si mismo y la inspiración necesaria para disfrutar del proceso. Cada rincón del mismo, dibuja un escenario de otra época que al mismo tiempo le hace sentir en casa y donde cada herramienta tiene su propia historia.
“Algunas herramientas fueron cedidas por mi padre, otras por mi abuelo. Las cortinas y el mandil están hechas por mi madre. Son muchos los detalles que me recuerdan de donde vengo, y eso me ayuda a transmitir mi esencia más pura.”
Javier continúa disfrutando de su trabajo tras más de diez años desde que decidiera seguir su instinto a la vez que su pasión a pesar de las dificultades. Apostar por un oficio prácticamente extinguido fue complicado, incluso osado en contra de multitud de opiniones. El atrevimiento y la convicción dio como resultado un precioso trabajo y uno de los talleres artesanales con más encanto de Madrid. Su propio pequeño gran universo que puedes visitar en la Calle del Escorial, 28.
"PARA MI ES IMPORTANTE CREAR UN PRODUCTO QUE CUENTE QUIEN SOY Y DE DONDE VENGO. CONTAR ALGO QUE TE TRASLADE A OTRA ÉPOCA. MI TRABAJO JUNTO A MI TALLER TIENEN ESA ESENCIA QUE TRANSMITEN LA HISTORIA Y LA MEMORIA DE MIS RAICES."
M antener la esencia de tus orígenes en los detalles más cotidianos. Tener presente esos recuerdos que nos trasladan a la infancia. El olor a café molido, el tacto de un tejido o incluso el sonido de una de esas herramientas que te acompañó durante tanto tiempo mientras jugabas en el patio de casa de tus abuelos. No hay nada más bonito que llevar a cabo un trabajo que mantenga vivos todos esos recuerdos y ese sentimiento de tradición familiar que perdure a lo largo de los años.
Así es como Javier Sánchez Medina, nacido en Badajoz y afincado desde hace diez años en Madrid decidió crear su pequeño taller en el barrio de Malasaña. Con la intención de crear un producto que contara quien era y de donde venía, Javier comenzó a elaborar artesanalmente y de forma totalmente autodidacta objetos que pudieran embellecer diferentes espacios en el mundo de la decoración, la moda o el diseño artístico.
La elección de materiales y fibras naturales es una de los pilares en los que se basa el trabajo de Javier. Bambú, Pleita y mimbres son algunos de los más utilizados transmitiendo una calidez y personalidad única. Un trabajo artesanal que le lleva a elaborar principalmente dos tipos de productos: Por un lado, Javier crea diariamente sus llamados “Trofeos ecológicos”, representando la cabeza de un toro con materiales totalmente naturales. Claramente, un guiño a la posibilidad de poder disfrutar de la belleza de este tipo de decoración sin necesidad de hacer daño a ningún animal. Todo ello, respetando y recuperando técnicas artesanas prácticamente perdidas y olvidadas en el tiempo. Un trabajo que a Javier le hace sentir que vuelve al pasado. Unos recuerdos que le trasladan a su infancia.
“Siempre he estado rodeado del trabajo artesano. Recuerdo a mi abuelo en el patio de su casa sin dedicarse a ello. El verle trabajar con Enea tejiendo las bases de las sillas y trenzando las cortinas de pleita para mantener fresca la casa. Crecí jugando a su alrededor por lo que, de alguna manera en mi subconsciente, la artesanía siempre ha estado ahí”.
Unas raíces que homenajea en su día a día dentro del taller. Su espacio vital, un lugar donde encontrarse a si mismo y la inspiración necesaria para disfrutar del proceso. Cada rincón del mismo, dibuja un escenario de otra época que al mismo tiempo le hace sentir en casa y donde cada herramienta tiene su propia historia.
“Algunas herramientas fueron cedidas por mi padre, otras por mi abuelo. Las cortinas y el mandil están hechas por mi madre. Son muchos los detalles que me recuerdan de donde vengo, y eso me ayuda a transmitir mi esencia más pura.”
Javier continúa disfrutando de su trabajo tras más de diez años desde que decidiera seguir su instinto a la vez que su pasión a pesar de las dificultades. Apostar por un oficio prácticamente extinguido fue complicado, incluso osado en contra de multitud de opiniones. El atrevimiento y la convicción dio como resultado un precioso trabajo y uno de los talleres artesanales con más encanto de Madrid. Su propio pequeño gran universo que puedes visitar en la Calle del Escorial, 28.