"ESTE ES MI COMPROMISO CON EL MAR Y CON EL PLANETA, MOSTRAR A TRAVÉS DEL ARTE Y DE MANERA BELLA LA DUREZA DE UNA REALIDAD MÁS CERCANA DE LO QUE CREEMOS."
L a belleza del arte reside en parte en su capacidad para cristalizar emociones y transmitirlas en distintos formatos y a través de materiales muy diversos. Cuando Caterina, la artista balear detrás del proyecto Plastic Art, comenzó a trabajar en Plastic Poetry, su primera colección de obras elaboradas con trozos de residuos plásticos recogidos en la playa, no sabía que tantas personas conectarían con su obra.
“Plastic Poetry nace de la idea de condensar en unas pocas líneas emociones muy intensas, como si de un poema se tratara”, indica Caterina. “Todo empezó cuando, en agosto de 2021, durante unas vacaciones familiares en Costa Rica, nos perdimos buscando una playa donde surfear. Allí, en algún lugar al sur de Nosara, descubrimos un lugar maravilloso, una playa casi virgen en la costa del Pacífico, que estaba sin embargo llena de plásticos que iba dejando el mar a medida que bajaba la marea. Aquello nos impactó mucho y, tras recoger algunos de aquellos trozos, de todas las formas y colores posibles junto con mi hija, comenzamos a clasificarlos por formas y tamaños. En ese momento tuve la visión de un cuadro, así que me traje todo aquello a España con el fin de hacerme un "souvenir", un recuerdo que me permitiera sacar aquella rabia e impotencia que aún sentía por lo que habíamos vivido en Costa Rica. Ese cuadro lo colgué en el comedor de casa para que nos inspirara a hacer las cosas un poquito mejor cada día.”
Caterina nos cuenta cómo todo habría quedado en una anécdota familiar si no se hubiera encontrado con una situación parecida medio año después en una playa de Lanzarote. Con los plásticos recogidos hizo un segundo cuadro, pero esta vez algo había cambiado. Ya no sólo quería mostrar la rabia sino también la belleza que veía en algunos de aquellos plásticos rotos y esculpidos por el mar. “Después de ese segundo cuadro me propuse hacer más, en concreto 100 obras; si lo conseguía, daría a conocer el proyecto”, confiesa Caterina. “Durante casi 7 meses, estuve acudiendo a mi estudio sin que nadie supiera qué hacía allí, ya que sumergirme en ese proceso creativo me obligó a lidiar con algunos fantasmas de mi infancia.” La creadora se emociona visiblemente al recordar los detalles del proceso creativo. “Estuve a punto de abandonar en más de una ocasión”, continua. “Sin embargo, cada vez que hacía un cuadro mi cuerpo vibraba, y una emoción muy fuerte recorría mi cuerpo. Fue a esa emoción a lo que me aferré para terminar las 100 piezas.”
Plastic Art apareció de este modo ante el público como un conjunto de obras de arte minimalistas que desprenden paz y armonía, que buscaban jugar con la confusión del espectador, usando sobretodo piezas tan deterioradas que eran prácticamente irreconocibles y que muestran el proceso de desintegración que sufre el plástico en el mar. Al poner su arte a la venta, Caterina además estableció un sistema de donativos por obra vendida para apoyar a pequeñas entidades locales que trabajan sobre el terreno para preservar la salud de los océanos: “10€ de cada cuadro de mi primera colección han sido donados a Arrels Marines, una asociación sin ánimo de lucro que trabaja para la preservación del mar Balear”, comparte la artista. Detrás de cada obra se pueden encontrar un adhesivo con el identificador del mar u océano donde se recogieron los plásticos y una ficha con detalles adicionales de localización así como el logotipo de las asociaciones a las que va destinada una parte de los beneficios de la venta.
Ahora que todas las obras a la venta de Plastic Poetry '22 han sido vendidas, y con motivo del Dia Mudial de los Océanos, la artista mallorquina acaba de presentar una nueva serie de Plastic Poetry '23 titulada Epigramas. Con esta serie la artista ya no busca tanto confundir sino conectar con el espectador combinando algunos plásticos más reconocibles en sus obras. Al mismo tiempo, prepara también un par de exposiciones que verán la luz a finales de 2023. “A veces me cuesta pensar a largo plazo, pero a menudo pienso que me gustaría acercar mis obras y mi mirada a tantos rincones del mundo como sea posible, y con ello conectar a más personas con estos residuos con la intención de inspirarnos para hacer las cosas un poquito mejor cada día, aunque sólo sea por amor al mar”, se despide Caterina mientras una sonrisa ilumina su cara.
Texto: José María Sainz-Maza Del Olmo
Fotografías: Miriam Nuñez
"ESTE ES MI COMPROMISO CON EL MAR Y CON EL PLANETA, MOSTRAR A TRAVÉS DEL ARTE Y DE MANERA BELLA LA DUREZA DE UNA REALIDAD MÁS CERCANA DE LO QUE CREEMOS."
L a belleza del arte reside en parte en su capacidad para cristalizar emociones y transmitirlas en distintos formatos y a través de materiales muy diversos. Cuando Caterina, la artista balear detrás del proyecto Plastic Art, comenzó a trabajar en Plastic Poetry, su primera colección de obras elaboradas con trozos de residuos plásticos recogidos en la playa, no sabía que tantas personas conectarían con su obra.
“Plastic Poetry nace de la idea de condensar en unas pocas líneas emociones muy intensas, como si de un poema se tratara”, indica Caterina. “Todo empezó cuando, en agosto de 2021, durante unas vacaciones familiares en Costa Rica, nos perdimos buscando una playa donde surfear. Allí, en algún lugar al sur de Nosara, descubrimos un lugar maravilloso, una playa casi virgen en la costa del Pacífico, que estaba sin embargo llena de plásticos que iba dejando el mar a medida que bajaba la marea. Aquello nos impactó mucho y, tras recoger algunos de aquellos trozos, de todas las formas y colores posibles junto con mi hija, comenzamos a clasificarlos por formas y tamaños. En ese momento tuve la visión de un cuadro, así que me traje todo aquello a España con el fin de hacerme un "souvenir", un recuerdo que me permitiera sacar aquella rabia e impotencia que aún sentía por lo que habíamos vivido en Costa Rica. Ese cuadro lo colgué en el comedor de casa para que nos inspirara a hacer las cosas un poquito mejor cada día.”
Caterina nos cuenta cómo todo habría quedado en una anécdota familiar si no se hubiera encontrado con una situación parecida medio año después en una playa de Lanzarote. Con los plásticos recogidos hizo un segundo cuadro, pero esta vez algo había cambiado. Ya no sólo quería mostrar la rabia sino también la belleza que veía en algunos de aquellos plásticos rotos y esculpidos por el mar. “Después de ese segundo cuadro me propuse hacer más, en concreto 100 obras; si lo conseguía, daría a conocer el proyecto”, confiesa Caterina. “Durante casi 7 meses, estuve acudiendo a mi estudio sin que nadie supiera qué hacía allí, ya que sumergirme en ese proceso creativo me obligó a lidiar con algunos fantasmas de mi infancia.” La creadora se emociona visiblemente al recordar los detalles del proceso creativo. “Estuve a punto de abandonar en más de una ocasión”, continua. “Sin embargo, cada vez que hacía un cuadro mi cuerpo vibraba, y una emoción muy fuerte recorría mi cuerpo. Fue a esa emoción a lo que me aferré para terminar las 100 piezas.”
Plastic Art apareció de este modo ante el público como un conjunto de obras de arte minimalistas que desprenden paz y armonía, que buscaban jugar con la confusión del espectador, usando sobretodo piezas tan deterioradas que eran prácticamente irreconocibles y que muestran el proceso de desintegración que sufre el plástico en el mar. Al poner su arte a la venta, Caterina además estableció un sistema de donativos por obra vendida para apoyar a pequeñas entidades locales que trabajan sobre el terreno para preservar la salud de los océanos: “10€ de cada cuadro de mi primera colección han sido donados a Arrels Marines, una asociación sin ánimo de lucro que trabaja para la preservación del mar Balear”, comparte la artista. Detrás de cada obra se pueden encontrar un adhesivo con el identificador del mar u océano donde se recogieron los plásticos y una ficha con detalles adicionales de localización así como el logotipo de las asociaciones a las que va destinada una parte de los beneficios de la venta.
Ahora que todas las obras a la venta de Plastic Poetry '22 han sido vendidas, y con motivo del Dia Mudial de los Océanos, la artista mallorquina acaba de presentar una nueva serie de Plastic Poetry '23 titulada Epigramas. Con esta serie la artista ya no busca tanto confundir sino conectar con el espectador combinando algunos plásticos más reconocibles en sus obras. Al mismo tiempo, prepara también un par de exposiciones que verán la luz a finales de 2023. “A veces me cuesta pensar a largo plazo, pero a menudo pienso que me gustaría acercar mis obras y mi mirada a tantos rincones del mundo como sea posible, y con ello conectar a más personas con estos residuos con la intención de inspirarnos para hacer las cosas un poquito mejor cada día, aunque sólo sea por amor al mar”, se despide Caterina mientras una sonrisa ilumina su cara.
Texto: José María Sainz-Maza Del Olmo
Fotografías: Miriam Nuñez