" LA NATURALEZA COMO FUENTE DE INSPIRACIÓN EN MI TRABAJO SE TRADUCE EN EL REFUERZO CONSTANTE POR ESTAR PRESENTE EN EL ENTORNO QUE ME RODEA Y ME INVITA A DISFRUTAR E INTENTAR PLASMAR LA MISMA SENSACIÓN DE PAZ QUE TENGO AL TRABAJAR EN EL HOGAR."
A veces hay que irse muy lejos para apreciar lo que tenemos cerca. Así le ocurrió a la artista Laura del Pazo quién, tras vivir en Australia, Estados Unidos y Portugal, ha desarrollado un apego por Canarias – su “hogar” - que sustenta gran parte su obra.
"Las ganas constantes de querer explorar que encuentro en Canarias no lo he experimentado en ningún otro lado. Cada uno de sus rincones me permite abrazar la belleza de lo que me rodea y me permite sentirme conectada a la naturaleza en su estado más puro. Me fascina la historia que hay detrás de cada volcán, cada roca, cada grano de arena y cómo no, del mar."
Laura empezó pintando “para no pensar”. La escritura le dio alas para comprender sus pensamientos y sentimientos. Tras ese trabajo interno, desarrolló un proceso para explorar ideas y sensaciones mediante la expresión artística. Y así llegó la paz. Pero también la intensidad. Porque desde entonces, no ha parado.
La obra de Laura tiene la naturaleza como eje central. Nos cuenta que lo ve como un vehículo para suscitar emociones.
"Un atardecer, las olas rompiendo contra las rocas o el reflejo del sol sobre el mar… Lo que vemos a nuestro alrededor es infinito y nos invita y transmite sensaciones diferentes en cada uno de nosotros. La luz, la mezcla de colores y texturas que nos rodea nunca es la misma, se redescubren a cada momento, cada día y eso aporta una plasticidad y una frescura que ninguna otra cosa puede darnos."
Y aunque la naturaleza es su musa predilecta, no es la única. Laura se rodea de gente que la inspire, y charla sobre la vida, el arte, el futuro. También intenta verse envuelta en situaciones que la hagan salir de su zona de confort, para aprender sobre el mundo, sobre la gente, y sobre sí misma. Su referente principal es César Manrique, artista canario que centró sus esfuerzos en preservar el medio ambiente.
La trayectoria artística de Laura ha sido autodidacta. Y sigue en cambio constante. Es así como consigue la ansiada libertad y flexibilidad para experimentar con colores, texturas y luces, que plasma sobre el lienzo de una manera que “resuena” con ella. Considera que fallar mucho es uno de los pilares de su evolución, porque le invita a seguir superándose y es cuando más avances observa en su trabajo.
Aunque disfruta dando rienda suelta a su creatividad sin límites ni cortapisas, también hace obras por encargo.
"Considero que con la situación que hemos vivido en los últimos años, la necesidad de aportar tranquilidad y serenidad en casa se ha visto acentuada, lo cual ha potenciado mucho el deseo de poseer piezas únicas que plasmen momentos que transmitan dicha paz."
Muestra de la reinvención constante que la caracteriza, es el momento en el que nos desvela sus metas. Nos confiesa que le apasiona la cerámica y la historia detrás de objetos desgastados o antiguos, y que espera poder mostrar los resultados de su incursión en este terreno muy pronto. Le haría feliz exponer en París – “un referente en pintura”. Y a nivel más personal, le encantaría construir un espacio diáfano en medio del campo y con vistas al mar en el que trabajar; "un estudio soñado rodeado de la naturaleza que nos brindan las islas”.
Un hogar. Un paraíso.
Como el remanso de paz de sus obras.
Texto: Olya Lungu
Fotografías: Julio González Del Pino
" LA NATURALEZA COMO FUENTE DE INSPIRACIÓN EN MI TRABAJO SE TRADUCE EN EL REFUERZO CONSTANTE POR ESTAR PRESENTE EN EL ENTORNO QUE ME RODEA Y ME INVITA A DISFRUTAR E INTENTAR PLASMAR LA MISMA SENSACIÓN DE PAZ QUE TENGO AL TRABAJAR EN EL HOGAR."
A veces hay que irse muy lejos para apreciar lo que tenemos cerca. Así le ocurrió a la artista Laura del Pazo quién, tras vivir en Australia, Estados Unidos y Portugal, ha desarrollado un apego por Canarias – su “hogar” - que sustenta gran parte su obra.
"Las ganas constantes de querer explorar que encuentro en Canarias no lo he experimentado en ningún otro lado. Cada uno de sus rincones me permite abrazar la belleza de lo que me rodea y me permite sentirme conectada a la naturaleza en su estado más puro. Me fascina la historia que hay detrás de cada volcán, cada roca, cada grano de arena y cómo no, del mar."
Laura empezó pintando “para no pensar”. La escritura le dio alas para comprender sus pensamientos y sentimientos. Tras ese trabajo interno, desarrolló un proceso para explorar ideas y sensaciones mediante la expresión artística. Y así llegó la paz. Pero también la intensidad. Porque desde entonces, no ha parado.
La obra de Laura tiene la naturaleza como eje central. Nos cuenta que lo ve como un vehículo para suscitar emociones.
"Un atardecer, las olas rompiendo contra las rocas o el reflejo del sol sobre el mar… Lo que vemos a nuestro alrededor es infinito y nos invita y transmite sensaciones diferentes en cada uno de nosotros. La luz, la mezcla de colores y texturas que nos rodea nunca es la misma, se redescubren a cada momento, cada día y eso aporta una plasticidad y una frescura que ninguna otra cosa puede darnos."
Y aunque la naturaleza es su musa predilecta, no es la única. Laura se rodea de gente que la inspire, y charla sobre la vida, el arte, el futuro. También intenta verse envuelta en situaciones que la hagan salir de su zona de confort, para aprender sobre el mundo, sobre la gente, y sobre sí misma. Su referente principal es César Manrique, artista canario que centró sus esfuerzos en preservar el medio ambiente.
La trayectoria artística de Laura ha sido autodidacta. Y sigue en cambio constante. Es así como consigue la ansiada libertad y flexibilidad para experimentar con colores, texturas y luces, que plasma sobre el lienzo de una manera que “resuena” con ella. Considera que fallar mucho es uno de los pilares de su evolución, porque le invita a seguir superándose y es cuando más avances observa en su trabajo.
Aunque disfruta dando rienda suelta a su creatividad sin límites ni cortapisas, también hace obras por encargo.
"Considero que con la situación que hemos vivido en los últimos años, la necesidad de aportar tranquilidad y serenidad en casa se ha visto acentuada, lo cual ha potenciado mucho el deseo de poseer piezas únicas que plasmen momentos que transmitan dicha paz."
Muestra de la reinvención constante que la caracteriza, es el momento en el que nos desvela sus metas. Nos confiesa que le apasiona la cerámica y la historia detrás de objetos desgastados o antiguos, y que espera poder mostrar los resultados de su incursión en este terreno muy pronto. Le haría feliz exponer en París – “un referente en pintura”. Y a nivel más personal, le encantaría construir un espacio diáfano en medio del campo y con vistas al mar en el que trabajar; "un estudio soñado rodeado de la naturaleza que nos brindan las islas”.
Un hogar. Un paraíso.
Como el remanso de paz de sus obras.
Texto: Olya Lungu
Fotografías: Julio González Del Pino