" ENCONTRAR BELLEZA EN LAS PEQUEÑAS COSAS Y DISFRUTAR DEL PROCESO SON DOS PRÁCTICAS QUE JUSTINE FRANCO HA LOGRADO TRANSMITIRNOS CON SU OBRA. TALENTOSA, CÁLIDA Y ESTÉTICA SERÍAN BUENOS TÉRMINOS PARA INTRODUCIR LA PERSONALIDAD Y LA OBRA DE LA ARTISTA NACIDA EN PALMA DE MALLORCA."
D esde pequeña, Justine desarrolló su sensibilidad por lo bello y la pasión por la pintura. Su trabajo pertenece a la serie Komorebi y se inspira en el recuerdo de ciertos lugares, personas y momentos que en alguna ocasión la movilizaron e inspiraron. Su familia está compuesta por artistas, la mayoría músicos quienes tal y como nos cuenta, siempre le han apoyado a seguir haciendo lo que más le gustaba y a seguir formándose en ello.
“Creo que nuestros mejores recuerdos y los mejores lugares son así gracias a las personas. Intento transmitir el conjunto de ambas, el lugar y la persona unidos por un lienzo que en conjunto nos hicieron sentir algo”.
De esta manera, la artista mallorquina menciona que los detalles más finos y curiosos respecto al significado de su obra no tienen intención de ser perfectos, sino que buscan principalmente transportar al espectador a lugares únicos aportando bienestar y paz mental.
Ambiciosa, atenta y un poco “desastre” son tres adjetivos que Justine elige a la hora de demostrar su personalidad. Además, como todo artista, la creatividad fluye en ella siendo una característica que inunda y llena su día a día de belleza y color.
“Intento sacar mis momentos para crear, me encierro en mi estudio, pongo música y me pongo a bocetar de manera espontánea. En ocasiones es difícil porque soy impaciente y sin quererlo a veces terminamos por comparamos. Pero al final veo que los mejores resultados son cuando me centro en lo que realmente quiero expresar”.
Komorebi es una palabra japonesa que no tiene traducción exacta al español, sino que era utilizada por los japoneses como una expresión que se refería a la luz que traspasa las hojas de un árbol. Una cuestión que se refleja en el arte de Justine de una manera minimalista, explorando colores que evocan ambientes naturales y líneas que buscan la representación del ser humano, uniendo así estos dos elementos bajo un mismo marco.
El color, el trazo, las líneas de los rostros y la asimetría se combinan estando presentes en todas las formas. Se observan además fondos vacíos y no más de tres tonos diferentes, lo cual aporta mucha paz visual a la artista.
Encontrar la inspiración muchas veces no es una tarea sencilla. Justine nos cuenta que “muchos artistas cuando estamos empezando, tenemos prisa por encontrar un estilo que nos defina y que nos identifiquen por ello. Lo que aconsejaría es que se den tiempo, que sigan pintando y formándose y que el resto llega solo”. Disfrutar del proceso y del día a día nos permitirá transitar la vida de una manera más ligera siendo luces que expresan color y armonía.
Texto: Rocío Armentano
Fotografías: Gia Vázquez
" ENCONTRAR BELLEZA EN LAS PEQUEÑAS COSAS Y DISFRUTAR DEL PROCESO SON DOS PRÁCTICAS QUE JUSTINE FRANCO HA LOGRADO TRANSMITIRNOS CON SU OBRA. TALENTOSA, CÁLIDA Y ESTÉTICA SERÍAN BUENOS TÉRMINOS PARA INTRODUCIR LA PERSONALIDAD Y LA OBRA DE LA ARTISTA NACIDA EN PALMA DE MALLORCA."
D esde pequeña, Justine desarrolló su sensibilidad por lo bello y la pasión por la pintura. Su trabajo pertenece a la serie Komorebi y se inspira en el recuerdo de ciertos lugares, personas y momentos que en alguna ocasión la movilizaron e inspiraron. Su familia está compuesta por artistas, la mayoría músicos quienes tal y como nos cuenta, siempre le han apoyado a seguir haciendo lo que más le gustaba y a seguir formándose en ello.
“Creo que nuestros mejores recuerdos y los mejores lugares son así gracias a las personas. Intento transmitir el conjunto de ambas, el lugar y la persona unidos por un lienzo que en conjunto nos hicieron sentir algo”.
De esta manera, la artista mallorquina menciona que los detalles más finos y curiosos respecto al significado de su obra no tienen intención de ser perfectos, sino que buscan principalmente transportar al espectador a lugares únicos aportando bienestar y paz mental.
Ambiciosa, atenta y un poco “desastre” son tres adjetivos que Justine elige a la hora de demostrar su personalidad. Además, como todo artista, la creatividad fluye en ella siendo una característica que inunda y llena su día a día de belleza y color.
“Intento sacar mis momentos para crear, me encierro en mi estudio, pongo música y me pongo a bocetar de manera espontánea. En ocasiones es difícil porque soy impaciente y sin quererlo a veces terminamos por comparamos. Pero al final veo que los mejores resultados son cuando me centro en lo que realmente quiero expresar”.
Komorebi es una palabra japonesa que no tiene traducción exacta al español, sino que era utilizada por los japoneses como una expresión que se refería a la luz que traspasa las hojas de un árbol. Una cuestión que se refleja en el arte de Justine de una manera minimalista, explorando colores que evocan ambientes naturales y líneas que buscan la representación del ser humano, uniendo así estos dos elementos bajo un mismo marco.
El color, el trazo, las líneas de los rostros y la asimetría se combinan estando presentes en todas las formas. Se observan además fondos vacíos y no más de tres tonos diferentes, lo cual aporta mucha paz visual a la artista.
Encontrar la inspiración muchas veces no es una tarea sencilla. Justine nos cuenta que “muchos artistas cuando estamos empezando, tenemos prisa por encontrar un estilo que nos defina y que nos identifiquen por ello. Lo que aconsejaría es que se den tiempo, que sigan pintando y formándose y que el resto llega solo”. Disfrutar del proceso y del día a día nos permitirá transitar la vida de una manera más ligera siendo luces que expresan color y armonía.
Texto: Rocío Armentano
Fotografías: Gia Vázquez