" LA ESCULTURA ES MI FORMA DE VIDA, LO QUE HACE QUE ME SIENTA PLENO DÍA A DÍA. ME PERMITE FUSIONAR DOS COSAS QUE ME ENCANTAN: CREAR Y CONSTRUIR COSAS CON LAS MANOS; AL MISMO TIEMPO QUE MEDITAR Y DESARROLLAR PENSAMIENTOS "
C omo una planta que crece hasta enredarse sobre si misma. De forma espontánea, natural e imparable. Así nació la pasión de Jose Cháfer y fue desarrollada desde una temprana edad para convertir el Arte y especialmente la escultura en su forma de vida.
Así se presenta este madrileño quien tras estudiar Bellas Artes en la Universidad Complutense, ha sido capaz de evolucionar personal y profesionalmente durante los últimos años hasta conseguir vivir de aquello que le apasiona. Esfuerzo, trabajo y dedicación plena que le han permitido llevar a cabo desde su taller una amplia variedad de piezas artísticas inspiradas en la naturaleza que nos rodea.
IKIGAI MAGAZINE: ¿Cuándo descubriste tu pasión por el Arte en general y por la escultura en particular?
JC: Desde bien pequeñito siempre me gustó mucho hacer cosas con las manos. Era algo con lo que me ilusionaba especialmente. Después en el colegio, escogí la rama de artes porque era la que más me llamaba la atención y con la que más identificado me sentía, y tuve la suerte de dar con profesores muy apasionados. Pero cuando realmente descubrí que la escultura era mi pasión fue en la universidad, ya que ahí tuve la oportunidad de dedicarle muchas horas. El dibujo es una disciplina con la que disfruté mucho también, pero cuando empecé a descubrir la escultura no había quién me sacará del taller de la universidad. Podía pasarme 10-12 horas al día tranquilamente.
IKIGAI MAGAZINE: ¿Cómo fue el proceso para descubrir tu pasión? ¿Consideras que fue fácil descubrir aquello que te hacía feliz?
J.C: Fue un proceso muy natural porque lo fui descubriendo según iba conociendo y aprendiendo más sobre la disciplina; y por eso considero que para mi sí que fue fácil descubrir lo que me hacía feliz. Soy de los que piensa que cuanto más conoces y aprendes sobre algo, más te puede apasionar, por eso según iban pasando los años en la facultad, cada día me reafirmaba más en que la escultura me hacía muy feliz.
IKIGAI MAGAZINE: ¿Encontraste obstáculos, pensamientos limitantes en tu entorno o incluso en la sociedad a la hora de poder luchar por dedicarte a aquello que te apasionaba?
J.C: Dedicarte al mundo del arte nunca es tarea fácil, pero yo he tenido y tengo la suerte de haber recibido un apoyo muy fuerte de mi familia y de haber recibido una educación en la que la libertad y la búsqueda de la felicidad siempre eran una prioridad. En mi familia, incluso mis abuelos, que seguramente sean lo más tradicionales, han valorado siempre lo que hacía, quizás gracias a que mi tatarabuelo fue un escultor reconocido. Y mis amigos también han mostrado siempre mucha confianza en mi, valorando y disfrutando mucho de lo que hago. Sin embargo, algo que no olvidaré nunca fue la frase de un profesor que en segundo de carrera nos dejó bien claro que sólo entre el 3 y 5% de los que estábamos allí podríamos dedicarnos a algunas de las disciplinas de Bellas Artes. El resto, tendría que optar por trabajos no cualificados puesto que era un mundo muy complicado. Además, en la universidad tampoco te preparan para salir al mundo laboral; es un lugar perfecto para aprender sobre teoría, técnica y lograr muchos conocimientos, pero si que echo en falta que nos formen en la parte de cómo mostrar y vender tu obra, que también es fundamental.
IKIGAI MAGAZINE: ¿A qué te dedicas a día de hoy?
J.C: A día de hoy me dedico 100% a la escultura y también he empezado a realizar alguna pieza de mobiliario; aplicando la técnica que conozco gracias a la escultura y el conocimiento de los materiales. Paso muchas horas en el taller haciendo los encargos, y desarrollando obra y proyectos nuevos.
IKIGAI MAGAZINE: ¿Cómo fue el proceso para convertir tu pasión en tu estilo de vida y poder vivir de ello? ¿Cuáles crees que fueron las claves para que esto sucediera?
J.C: Ha sido un proceso de mucho trabajo, y lo sigue siendo a día de hoy. Cuando decidí estudiar Bellas Artes e incluso después, una vez ya estaba en la universidad, estuve mucho tiempo pensando en que era una carrera que estaba estudiando simplemente por puro placer, para aprender, y conocer más sobre algo que me apasionaba, pero no fui realmente consciente de que podía luchar por dedicarme a ello hasta que conseguí mis primeros encargos, estando todavía en la facultad. En ese momento me di cuenta que si trabajaba muy duro, había alguna posibilidad de poder dedicarme y vivir de ello. Durante un tiempo compaginaba otros trabajos, y en cuanto podía me escapaba a mi taller para hacer los encargos que iba teniendo y sobre todo para disfrutar de lo que era y es mi hobby; hasta que llegó un momento en el que pude dar el salto y dedicarme solo a la escultura. Las claves fundamentales para que esto sucediera para mi han sido y son: trabajo, trabajo, trabajo y mucha pasión; y también algo que durante la carrera no nos enseñan: y es que no solo debes aprender a producir tu obra, sino que también es importante aprender a mostrarla, pues es la única forma de poder venderla y dedicarte a ello.
IKIGAI MAGAZINE: ¿Con que materiales sueles trabajar?
J.C: Sobre todo, trabajo con madera, piedra y barro. Son materiales que se obtienen directamente de la naturaleza y por tanto que me permiten aprender cosas nuevas cada vez que tallo o modelo con ellos, pues es fácil encontrarse “sorpresas” en su interior.
IKIGAI MAGAZINE: ¿Como suele ser el proceso de una de tus obras?
JC: Lo primero que hago es dibujar, “tirar trazos” y recopilar información de cosas que he ido observando en bocetos. Después creo el siguiente boceto en un material sólido como puede ser alambre, y con este boceto ya puedo empezar a estudiar bien las direcciones, curvas y recorridos. A continuación, realizo la talla en un material no definitivo, para finalmente pasar a la talla de la pieza en el material definitivo (madera o piedra). Este suele ser el proceso habitual. Sin embargo, hay veces que lo realizo de otra manera que me permite sentirme más libre. Cojo el material y comienzo a tallarlo sin tener una idea previa dibujada o un boceto. En estos casos simplemente disfruto del material, y me dejo llevar, y la realidad es que también salen cosas muy interesantes a través de esta vía.
" PARA MI ES FUNDAMENTAL IR PROBANDO DIFERENTES PROCESOS, TÉCNICAS, VÍAS DE CREACIÓN. DEDICARTE AL MUNDO DEL ARTE TE PERMITE INNOVAR CONSTANTEMENTE, EXPONERTE TU MISMO A NUEVOS RETOS Y ALCANZAR ASÍ NUEVAS VÍAS DE DISFRUTE. "
IKIGAI MAGAZINE: ¿En qué te sueles inspirar a la hora de crear una escultura?
J.C: Sobre todo, me inspiro en la naturaleza, en los recorridos y movimientos que observo en ella: desde cómo una planta se enreda sobre si misma; el movimiento de una flor cuando muere; el recorrido que realizan las alas de un pájaro al despegar el vuelo, etc.
La naturaleza ha sido hasta el momento, sin duda, mi gran fuerte de inspiración. Ahora también estoy empezando a investigar en una nueva línea, sobre las masas y los vacíos, pero igualmente la naturaleza tiene todavía mucho que enseñarme en todo esto.
IKIGAI MAGAZINE: ¿Qué es exactamente la técnica Shou Sugi Ban y como la aplicas en tu trabajo?
J.C: Es una técnica japonesa consiste en el quemado de la primera superficie de la madera hasta carbonizarla. El objetivo de esta técnica milenaria era conseguir una mayor durabilidad de la madera, ya que con ésta la madera se convierte en una superficie completamente impermeable y resistente ante plagas y bichos. Por eso se empleaba para revestir las casas. En mi caso he decidido utilizar esta técnica, no de una forma práctica, sino como una herramienta para darle un nuevo aspecto de belleza a la pieza. Considero que lo que para algunos puede ser puramente práctico, para otros puede ser una forma de buscar una nueva estética y una nueva vía de disfrute de un material.
IKIGAI MAGAZINE: ¿Crees que has encontrado tu verdadero IKIGAI? En relación a la escultura, ¿Que es aquello que te aporta más satisfacción?
J.C: La verdad que sí, tengo la suerte de haberlo encontrado; y haberlo encontrado es lo que me ha permitido desarrollar y querer seguir desarrollando mi modo de vida entorno a mi IKIGAI. Lo que más satisfacción me aporta es pensar que trabajo y puedo vivir de algo,
como es la escultura, a lo que, si o si dedicaría parte de mi tiempo, pudiese o no ganarme la vida con ello. Para mi la escultura es mi gran hobby, es uno de mis grandes placeres, y tengo la gran suerte de poder dedicarme en mi día a día a lo que me apasiona y ganarme la vida con ello, para mí eso es una pasada. Esto me permite ver el trabajo de una forma muy diferente a como creo que lo entiende una parte importante de la sociedad. Por ejemplo, cuando estoy 1 o 2 semanas fuera por vacaciones, estoy deseando volver a mi taller porque de
verdad siento que lo necesito; o cuando vuelvo a casa con las manos destrozadas porque he estado tallando una piedra super dura todo el día, no me pesa en absoluto, al contrario, me siento super feliz porque eso significa que he estado todo el día haciendo lo que más me gusta.
" LA ESCULTURA ES MI FORMA DE VIDA, LO QUE HACE QUE ME SIENTA PLENO DÍA A DÍA. ME PERMITE FUSIONAR DOS COSAS QUE ME ENCANTAN: CREAR Y CONSTRUIR COSAS CON LAS MANOS; AL MISMO TIEMPO QUE MEDITAR Y DESARROLLAR PENSAMIENTOS "
C omo una planta que crece hasta enredarse sobre si misma. De forma espontánea, natural e imparable. Así nació la pasión de Jose Cháfer y fue desarrollada desde una temprana edad para convertir el Arte y especialmente la escultura en su forma de vida.
Así se presenta este madrileño quien tras estudiar Bellas Artes en la Universidad Complutense, ha sido capaz de evolucionar personal y profesionalmente durante los últimos años hasta conseguir vivir de aquello que le apasiona. Esfuerzo, trabajo y dedicación plena que le han permitido llevar a cabo desde su taller una amplia variedad de piezas artísticas inspiradas en la naturaleza que nos rodea.
IKIGAI MAGAZINE: ¿Cuándo descubriste tu pasión por el Arte en general y por la escultura en particular?
JC: Desde bien pequeñito siempre me gustó mucho hacer cosas con las manos. Era algo con lo que me ilusionaba especialmente. Después en el colegio, escogí la rama de artes porque era la que más me llamaba la atención y con la que más identificado me sentía, y tuve la suerte de dar con profesores muy apasionados. Pero cuando realmente descubrí que la escultura era mi pasión fue en la universidad, ya que ahí tuve la oportunidad de dedicarle muchas horas. El dibujo es una disciplina con la que disfruté mucho también, pero cuando empecé a descubrir la escultura no había quién me sacará del taller de la universidad. Podía pasarme 10-12 horas al día tranquilamente.
IKIGAI MAGAZINE: ¿Cómo fue el proceso para descubrir tu pasión? ¿Consideras que fue fácil descubrir aquello que te hacía feliz?
J.C: Fue un proceso muy natural porque lo fui descubriendo según iba conociendo y aprendiendo más sobre la disciplina; y por eso considero que para mi sí que fue fácil descubrir lo que me hacía feliz. Soy de los que piensa que cuanto más conoces y aprendes sobre algo, más te puede apasionar, por eso según iban pasando los años en la facultad, cada día me reafirmaba más en que la escultura me hacía muy feliz.
IKIGAI MAGAZINE: ¿Encontraste obstáculos, pensamientos limitantes en tu entorno o incluso en la sociedad a la hora de poder luchar por dedicarte a aquello que te apasionaba?
J.C: Dedicarte al mundo del arte nunca es tarea fácil, pero yo he tenido y tengo la suerte de haber recibido un apoyo muy fuerte de mi familia y de haber recibido una educación en la que la libertad y la búsqueda de la felicidad siempre eran una prioridad. En mi familia, incluso mis abuelos, que seguramente sean lo más tradicionales, han valorado siempre lo que hacía, quizás gracias a que mi tatarabuelo fue un escultor reconocido. Y mis amigos también han mostrado siempre mucha confianza en mi, valorando y disfrutando mucho de lo que hago. Sin embargo, algo que no olvidaré nunca fue la frase de un profesor que en segundo de carrera nos dejó bien claro que sólo entre el 3 y 5% de los que estábamos allí podríamos dedicarnos a algunas de las disciplinas de Bellas Artes. El resto, tendría que optar por trabajos no cualificados puesto que era un mundo muy complicado. Además, en la universidad tampoco te preparan para salir al mundo laboral; es un lugar perfecto para aprender sobre teoría, técnica y lograr muchos conocimientos, pero si que echo en falta que nos formen en la parte de cómo mostrar y vender tu obra, que también es fundamental.
IKIGAI MAGAZINE: ¿A qué te dedicas a día de hoy?
J.C: A día de hoy me dedico 100% a la escultura y también he empezado a realizar alguna pieza de mobiliario; aplicando la técnica que conozco gracias a la escultura y el conocimiento de los materiales. Paso muchas horas en el taller haciendo los encargos, y desarrollando obra y proyectos nuevos.
IKIGAI MAGAZINE: ¿Cómo fue el proceso para convertir tu pasión en tu estilo de vida y poder vivir de ello? ¿Cuáles crees que fueron las claves para que esto sucediera?
J.C: Ha sido un proceso de mucho trabajo, y lo sigue siendo a día de hoy. Cuando decidí estudiar Bellas Artes e incluso después, una vez ya estaba en la universidad, estuve mucho tiempo pensando en que era una carrera que estaba estudiando simplemente por puro placer, para aprender, y conocer más sobre algo que me apasionaba, pero no fui realmente consciente de que podía luchar por dedicarme a ello hasta que conseguí mis primeros encargos, estando todavía en la facultad. En ese momento me di cuenta que si trabajaba muy duro, había alguna posibilidad de poder dedicarme y vivir de ello. Durante un tiempo compaginaba otros trabajos, y en cuanto podía me escapaba a mi taller para hacer los encargos que iba teniendo y sobre todo para disfrutar de lo que era y es mi hobby; hasta que llegó un momento en el que pude dar el salto y dedicarme solo a la escultura. Las claves fundamentales para que esto sucediera para mi han sido y son: trabajo, trabajo, trabajo y mucha pasión; y también algo que durante la carrera no nos enseñan: y es que no solo debes aprender a producir tu obra, sino que también es importante aprender a mostrarla, pues es la única forma de poder venderla y dedicarte a ello.
IKIGAI MAGAZINE: ¿Con que materiales sueles trabajar?
J.C: Sobre todo, trabajo con madera, piedra y barro. Son materiales que se obtienen directamente de la naturaleza y por tanto que me permiten aprender cosas nuevas cada vez que tallo o modelo con ellos, pues es fácil encontrarse “sorpresas” en su interior.
IKIGAI MAGAZINE: ¿Como suele ser el proceso de una de tus obras?
JC: Lo primero que hago es dibujar, “tirar trazos” y recopilar información de cosas que he ido observando en bocetos. Después creo el siguiente boceto en un material sólido como puede ser alambre, y con este boceto ya puedo empezar a estudiar bien las direcciones, curvas y recorridos. A continuación, realizo la talla en un material no definitivo, para finalmente pasar a la talla de la pieza en el material definitivo (madera o piedra). Este suele ser el proceso habitual. Sin embargo, hay veces que lo realizo de otra manera que me permite sentirme más libre. Cojo el material y comienzo a tallarlo sin tener una idea previa dibujada o un boceto. En estos casos simplemente disfruto del material, y me dejo llevar, y la realidad es que también salen cosas muy interesantes a través de esta vía.
" PARA MI ES FUNDAMENTAL IR PROBANDO DIFERENTES PROCESOS, TÉCNICAS, VÍAS DE CREACIÓN. DEDICARTE AL MUNDO DEL ARTE TE PERMITE INNOVAR CONSTANTEMENTE, EXPONERTE TU MISMO A NUEVOS RETOS Y ALCANZAR ASÍ NUEVAS VÍAS DE DISFRUTE. "
IKIGAI MAGAZINE: ¿En qué te sueles inspirar a la hora de crear una escultura?
J.C: Sobre todo, me inspiro en la naturaleza, en los recorridos y movimientos que observo en ella: desde cómo una planta se enreda sobre si misma; el movimiento de una flor cuando muere; el recorrido que realizan las alas de un pájaro al despegar el vuelo, etc.
La naturaleza ha sido hasta el momento, sin duda, mi gran fuerte de inspiración. Ahora también estoy empezando a investigar en una nueva línea, sobre las masas y los vacíos, pero igualmente la naturaleza tiene todavía mucho que enseñarme en todo esto.
IKIGAI MAGAZINE: ¿Qué es exactamente la técnica Shou Sugi Ban y como la aplicas en tu trabajo?
J.C: Es una técnica japonesa consiste en el quemado de la primera superficie de la madera hasta carbonizarla. El objetivo de esta técnica milenaria era conseguir una mayor durabilidad de la madera, ya que con ésta la madera se convierte en una superficie completamente impermeable y resistente ante plagas y bichos. Por eso se empleaba para revestir las casas. En mi caso he decidido utilizar esta técnica, no de una forma práctica, sino como una herramienta para darle un nuevo aspecto de belleza a la pieza. Considero que lo que para algunos puede ser puramente práctico, para otros puede ser una forma de buscar una nueva estética y una nueva vía de disfrute de un material.
IKIGAI MAGAZINE: ¿Crees que has encontrado tu verdadero IKIGAI? En relación a la escultura, ¿Que es aquello que te aporta más satisfacción?
J.C: La verdad que sí, tengo la suerte de haberlo encontrado; y haberlo encontrado es lo que me ha permitido desarrollar y querer seguir desarrollando mi modo de vida entorno a mi IKIGAI. Lo que más satisfacción me aporta es pensar que trabajo y puedo vivir de algo,
como es la escultura, a lo que, si o si dedicaría parte de mi tiempo, pudiese o no ganarme la vida con ello. Para mi la escultura es mi gran hobby, es uno de mis grandes placeres, y tengo la gran suerte de poder dedicarme en mi día a día a lo que me apasiona y ganarme la vida con ello, para mí eso es una pasada. Esto me permite ver el trabajo de una forma muy diferente a como creo que lo entiende una parte importante de la sociedad. Por ejemplo, cuando estoy 1 o 2 semanas fuera por vacaciones, estoy deseando volver a mi taller porque de
verdad siento que lo necesito; o cuando vuelvo a casa con las manos destrozadas porque he estado tallando una piedra super dura todo el día, no me pesa en absoluto, al contrario, me siento super feliz porque eso significa que he estado todo el día haciendo lo que más me gusta.