" SOY PARTIDIARIA DE UNA CIERTA AUSTERIDAD POÉTICA, LLENA DE BELLEZA, EN LA CUAL SI COMPRAS UN JERSEY TENDRÁS QUE ESPERAR A QUE TE LO FABRIQUEN, QUE SERÁ BIEN CONFECCIONADO Y TE DURARÁ AÑOS."
D escubrí a Florence Bourgade casi por casualidad. Una de esas casualidades que te alegran el día. Tras indagar detenidamente en su proyecto, no dudé en contactar con ella con la intención de saber más acerca de FLORENZ, una marca textil de diseños atemporales, elegantes y funcionales con líneas claramente minimalistas.
Un correo fue la primera toma de contacto necesaria para continuar con una charla telefónica en la cual me transmitió desde el primer minuto su singular personalidad. Rápidamente me di cuenta que Florence desbordaba de arte en su esencia, proyectaba creatividad y se mostraba como una persona que había ido forjando su presente a lo largo de multitud de experiencias vividas que le ayudaron a descubrir aquello que realmente le apasionaba y le acercaron a su verdadero ikigai. Hoy tenemos la suerte de conocerla algo mejor y poder compartir esta entrevista con vosotros. Una distendida charla sobre su historia y su proyecto personal.
IKIGAI MAGAZINE: ¿Quién es Florence Bourgade y cuál es tu background?
F.B: Soy francesa, afincada en España desde hace unos quince años y a estas alturas me siento parte de ambas culturas o, mejor dicho, algo indefinido entre ellas. Amante de la belleza y la libertad. Estudié fotografía en la escuela de Bellas Artes de Burdeos y soy diplomada en filosofía. Ambas formaciones han forjado mi método de trabajo creativo, así como el criterio estético y el sentido de la exigencia. Esta formación sin duda ha nutrido mi manera de trabajar a nivel creativo, porque me siento muy cómoda colaborando con dinámicas similares en el mundo de la moda, junto a otros creativos y técnicos.
IKIGAI MAGAZINE: ¿Cómo nació tu proyecto FLORENZ?
F.B: Antes de dedicarme a la moda, era directora de arte y diseñadora gráfica en start-ups, agencias y estudios. En 2012 terminé desencantada por el sector y los trabajos post-crisis que se me presentaban. Tenía ganas de belleza, de viajar, crear objetos tangibles con valor añadido y poder colaborar con artesanos. Esto no lo encontraba en el sector publicitario tradicional. Durante un viaje que hice en el Camino de Santiago, y gracias a una gran conversación que tuve con una amiga, entendí que necesitaba empezar a atender unas necesidades vitales que no atendía: deseo de creatividad pero a mi manera, deseo de libertad, valores éticos en el trabajo y en las relaciones, crear para los demás en el respeto de la naturaleza y rescatando artesanías en vía de desaparición, apoyando lo local y lo pequeño, ya fuera en la India o en España.
Así que el proyecto nació así. Decidí dejar mi empleo, invertir el dinero de mi seguro de vida y me fui a la India varios meses para encontrar artesanos y personas que quisieran apoyarme. Conseguí producir una pequeña colección de fulares estampados con bloques de madera y venderlos en unas tiendas de Bélgica, Francia y España. Se lanzó así, para responder a una necesidad vital y se desarrolló de manera orgánica.
IKIGAI MAGAZINE: ¿Cuál es el concepto de FLORENZ y que es aquello que busca aportar a su público?
F.B: El concepto de Florenz son diseños atemporales, elegantes y funcionales, con líneas minimalistas. Diseños de calidad premium confeccionados localmente con cachemir sostenible y a precio justo. Me interesa que una prenda sea de muy buena calidad, con cachemir italiano, con producción local.
La calidad incrementa la durabilidad y por lo tanto es menos factible que sea de usar y tirar. El precio también es importante. Nunca ha sido muy glamuroso hablar de precio en moda, pero para mi es muy importante que la marca sea inclusiva y por lo tanto que sea asequible, pero a la vez sin compromiso sobre los materiales usados: cachemir de Italia para los jerseys y cachemir local de Ladakh para los tejedores de Kashmir.
IKIGAI MAGAZINE: ¿En qué valores está basada la marca y qué importancia le das al proceso de producción?
F.B: La marca está basada en valores de sostenibilidad, de consumo consciente y de respeto tanto de la naturaleza como de lo humano. Somos un ecosistema y creo que nuestras empresas deben ser el reflejo de los valores que queremos que existan en el mundo.
Hoy en día es fundamental pensar qué impacto tiene nuestra actividad creativa y de producción sobre el planeta, cómo impacta el futuro de las nuevas generaciones. Vivimos en sociedades consumistas que piensan que comprar es ocio. El sistema de las colecciones permanentemente renovadas y de las rebajas son obsoletas y dañinas.
Creo que el sector de la moda cada vez tenemos que producir menos y lo justo, no malgastar recursos humanos y naturales, sobreproduciendo ropa que nunca se venderá o de mala calidad y que acabará en un vertedero.
IKIGAI MAGAZINE: ¿Cuáles son los principales materiales con los que trabajáis?
F.B: Esencialmente trabajamos el cachemir de muy alta calidad. Es una materia lujosa muy preciada pero que por su fuerte demanda en el mundo tiene un impacto negativo bastante importante sobre los pastos de Mongolia y China donde se produce la gran parte del cachemir mundial. Pensé que podríamos trabajar nuestra línea de punto con cachemir reciclado de Italia, garantizando una calidad lujosa a la vez que un impacto casi nulo en el medio ambiente. Y por otra parte, trabajamos con artesanos kashmiris que para el tisaje de la pashmina compran una calidad de cachemir extremadamente fina a los nómadas de Ladakh. Nos parece esencial también seguir trabajando con estas comunidades a las que hay que apoyar incondicionalmente.
IKIGAI MAGAZINE: ¿Qué importancia tiene para ti la artesanía, el comercio local y que opinas de la situación que vive a día de hoy?
F.B: La artesanía y lo local es para mi fundamental. Y cuando se trata de la artesanía de excelencia como la que hay el en sector del lujo, es casi una "aristocracia" de lo artesanal. Dicho esto, se está perdiendo el "saber hacer" de las cosas, no se valora la mano ni las personas que están detrás de lo que vestimos y de lo que compramos a diario.
Y siendo diseñadora tengo consciencia de que, sin ellos nuestras ideas no existen ni llegarían a existir. Los que dan vida a aquello que imaginamos son los artesanos, las "manitas" de la alta costura, los obreros de los talleres de punto, los que se manchan las manos curtiendo el cuero de nuestro calzado, las señoras que bordan con paciencia. Tengo un gran respeto y una inmensa admiración y gratitud por estas personas que deciden dedicarse a estos oficios difíciles. Por ello, me parece fundamental recuperar estas artesanías y estas técnicas textiles, valorarlas en su justa medida y literalmente defenderlas produciendo con ellas.
En España hay muchas técnicas artesanas y empresas textiles con muchísimo valor, que saben producir lujo y ciertas están desapareciendo o sufriendo grandes dificultades ya que no existe una política clara para apoyarles. Hay que sentirse orgulloso de este patrimonio y protegerlo, mimarlo, valorándolo para que haya personas que mañana quieran seguir con ello, transmitiendo su saber a los demás jóvenes.
Fotos: Stella Maria Baer
" SOY PARTIDIARIA DE UNA CIERTA AUSTERIDAD POÉTICA, LLENA DE BELLEZA, EN LA CUAL SI COMPRAS UN JERSEY TENDRÁS QUE ESPERAR A QUE TE LO FABRIQUEN, QUE SERÁ BIEN CONFECCIONADO Y TE DURARÁ AÑOS."
D escubrí a Florence Bourgade casi por casualidad. Una de esas casualidades que te alegran el día. Tras indagar detenidamente en su proyecto, no dudé en contactar con ella con la intención de saber más acerca de FLORENZ, una marca textil de diseños atemporales, elegantes y funcionales con líneas claramente minimalistas.
Un correo fue la primera toma de contacto necesaria para continuar con una charla telefónica en la cual me transmitió desde el primer minuto su singular personalidad. Rápidamente me di cuenta que Florence desbordaba de arte en su esencia, proyectaba creatividad y se mostraba como una persona que había ido forjando su presente a lo largo de multitud de experiencias vividas que le ayudaron a descubrir aquello que realmente le apasionaba y le acercaron a su verdadero ikigai. Hoy tenemos la suerte de conocerla algo mejor y poder compartir esta entrevista con vosotros. Una distendida charla sobre su historia y su proyecto personal.
IKIGAI MAGAZINE: ¿Quién es Florence Bourgade y cuál es tu background?
F.B: Soy francesa, afincada en España desde hace unos quince años y a estas alturas me siento parte de ambas culturas o, mejor dicho, algo indefinido entre ellas. Amante de la belleza y la libertad. Estudié fotografía en la escuela de Bellas Artes de Burdeos y soy diplomada en filosofía. Ambas formaciones han forjado mi método de trabajo creativo, así como el criterio estético y el sentido de la exigencia. Esta formación sin duda ha nutrido mi manera de trabajar a nivel creativo, porque me siento muy cómoda colaborando con dinámicas similares en el mundo de la moda, junto a otros creativos y técnicos.
IKIGAI MAGAZINE: ¿Cómo nació tu proyecto FLORENZ?
F.B: Antes de dedicarme a la moda, era directora de arte y diseñadora gráfica en start-ups, agencias y estudios. En 2012 terminé desencantada por el sector y los trabajos post-crisis que se me presentaban. Tenía ganas de belleza, de viajar, crear objetos tangibles con valor añadido y poder colaborar con artesanos. Esto no lo encontraba en el sector publicitario tradicional. Durante un viaje que hice en el Camino de Santiago, y gracias a una gran conversación que tuve con una amiga, entendí que necesitaba empezar a atender unas necesidades vitales que no atendía: deseo de creatividad pero a mi manera, deseo de libertad, valores éticos en el trabajo y en las relaciones, crear para los demás en el respeto de la naturaleza y rescatando artesanías en vía de desaparición, apoyando lo local y lo pequeño, ya fuera en la India o en España.
Así que el proyecto nació así. Decidí dejar mi empleo, invertir el dinero de mi seguro de vida y me fui a la India varios meses para encontrar artesanos y personas que quisieran apoyarme. Conseguí producir una pequeña colección de fulares estampados con bloques de madera y venderlos en unas tiendas de Bélgica, Francia y España. Se lanzó así, para responder a una necesidad vital y se desarrolló de manera orgánica.
IKIGAI MAGAZINE: ¿Cuál es el concepto de FLORENZ y que es aquello que busca aportar a su público?
F.B: El concepto de Florenz son diseños atemporales, elegantes y funcionales, con líneas minimalistas. Diseños de calidad premium confeccionados localmente con cachemir sostenible y a precio justo. Me interesa que una prenda sea de muy buena calidad, con cachemir italiano, con producción local.
La calidad incrementa la durabilidad y por lo tanto es menos factible que sea de usar y tirar. El precio también es importante. Nunca ha sido muy glamuroso hablar de precio en moda, pero para mi es muy importante que la marca sea inclusiva y por lo tanto que sea asequible, pero a la vez sin compromiso sobre los materiales usados: cachemir de Italia para los jerseys y cachemir local de Ladakh para los tejedores de Kashmir.
IKIGAI MAGAZINE: ¿En qué valores está basada la marca y qué importancia le das al proceso de producción?
F.B: La marca está basada en valores de sostenibilidad, de consumo consciente y de respeto tanto de la naturaleza como de lo humano. Somos un ecosistema y creo que nuestras empresas deben ser el reflejo de los valores que queremos que existan en el mundo.
Hoy en día es fundamental pensar qué impacto tiene nuestra actividad creativa y de producción sobre el planeta, cómo impacta el futuro de las nuevas generaciones. Vivimos en sociedades consumistas que piensan que comprar es ocio. El sistema de las colecciones permanentemente renovadas y de las rebajas son obsoletas y dañinas.
Creo que el sector de la moda cada vez tenemos que producir menos y lo justo, no malgastar recursos humanos y naturales, sobreproduciendo ropa que nunca se venderá o de mala calidad y que acabará en un vertedero.
IKIGAI MAGAZINE: ¿Cuáles son los principales materiales con los que trabajáis?
F.B: Esencialmente trabajamos el cachemir de muy alta calidad. Es una materia lujosa muy preciada pero que por su fuerte demanda en el mundo tiene un impacto negativo bastante importante sobre los pastos de Mongolia y China donde se produce la gran parte del cachemir mundial. Pensé que podríamos trabajar nuestra línea de punto con cachemir reciclado de Italia, garantizando una calidad lujosa a la vez que un impacto casi nulo en el medio ambiente. Y por otra parte, trabajamos con artesanos kashmiris que para el tisaje de la pashmina compran una calidad de cachemir extremadamente fina a los nómadas de Ladakh. Nos parece esencial también seguir trabajando con estas comunidades a las que hay que apoyar incondicionalmente.
IKIGAI MAGAZINE: ¿Qué importancia tiene para ti la artesanía, el comercio local y que opinas de la situación que vive a día de hoy?
F.B: La artesanía y lo local es para mi fundamental. Y cuando se trata de la artesanía de excelencia como la que hay el en sector del lujo, es casi una "aristocracia" de lo artesanal. Dicho esto, se está perdiendo el "saber hacer" de las cosas, no se valora la mano ni las personas que están detrás de lo que vestimos y de lo que compramos a diario.
Y siendo diseñadora tengo consciencia de que, sin ellos nuestras ideas no existen ni llegarían a existir. Los que dan vida a aquello que imaginamos son los artesanos, las "manitas" de la alta costura, los obreros de los talleres de punto, los que se manchan las manos curtiendo el cuero de nuestro calzado, las señoras que bordan con paciencia. Tengo un gran respeto y una inmensa admiración y gratitud por estas personas que deciden dedicarse a estos oficios difíciles. Por ello, me parece fundamental recuperar estas artesanías y estas técnicas textiles, valorarlas en su justa medida y literalmente defenderlas produciendo con ellas.
En España hay muchas técnicas artesanas y empresas textiles con muchísimo valor, que saben producir lujo y ciertas están desapareciendo o sufriendo grandes dificultades ya que no existe una política clara para apoyarles. Hay que sentirse orgulloso de este patrimonio y protegerlo, mimarlo, valorándolo para que haya personas que mañana quieran seguir con ello, transmitiendo su saber a los demás jóvenes.
Fotos: Stella Maria Baer